Así fue mi domingo. Caminata de una hora cuesta arriba en medio del bosque para lograr llegar a la casa de unos conocidos granjeros en medio de la nada (ok, en realidad era en algún lugar en baja Austria, pero eso es todo lo que sé). Los paisajes conocidos, nada nuevos, pero tan lindos y fascinantes como siempre. Me llené de energías y los disfruté horrores a pesar de que la subida costó. Además está tan bueno poder estar de shorts y remera sin mangas! El verano es lo más...
Ok, como decia, una hora de caminata y logramos escuchar las vacas en las colinas con sus tipicas campanitas -si, si, onda Sound of Music, pero no canté, no daba- x)
Prosiguiendo, llegamos a la granja y ahi nos esperaban los dueños, papás de amigos. El con sus manos gigantes que con un golpe parece que te aplasta la cabeza de una; con su cejas gordas y coloradas; cara curtida por el sol y a pesar de no ser muy alto, parece un gigante. Y así con su alemán cerrado y su dialecto fuerte pronosticó el chaparrón que se vendría con sólo mirar el cielo. Ella madraza total, con su cara también curtida por el sol pero con una calidez en los ojos que en la gente de ciudad nunca ví. Ella nos contó y preguntó todo. Y obvio, comimos increíble. Todo casero: pan, queso, manteca... mmmmm!
Esa casita es un "paraje" donde caminantes que hacen recorridos largos a pie paran ahi por la noche o por unas horas. Lindo el lugar, y un silencio y paz esplendidos.
Y a la vuelta, tal como nos habian dicho, se largó el chaparron y de esos fuertísimos. Tan fuertes que sentiamos, desde el auto, como el viento nos movia. Accidentes hubieron, y también trafico. Pero por suerte logramos enganchar a tiempo nuestro tren de vuelta a Linz.
Un día muy divertido, con sol y lluvia, todo incluído.
y las fotos mias:
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